San Jose, Diciembre 2025. Un nuevo hallazgo científico vuelve a recordarnos algo que en Costa Rica Mayor repetimos con convicción: moverse es una de las herramientas más poderosas para envejecer con salud y plenitud. Esta vez, la ciencia identificó una molécula clave —la betaína— que se activa con la actividad física regular y que podría explicar por qué el ejercicio retrasa el deterioro biológico.
La investigación, publicada en la revista Cell por un equipo de científicos de la Universidad Médica Capital y la Academia China de Ciencias, confirma que el ejercicio no solo fortalece músculos y corazón: también actúa directamente sobre nuestras células, protegiéndolas del envejecimiento.
La betaína: un aliado natural presente en alimentos comunes y en el movimiento diario
La betaína es una molécula que se encuentra en alimentos accesibles como la remolacha, la espinaca y los cereales integrales. El estudio reveló que los niveles de betaína aumentan significativamente cuando una persona mantiene una rutina de actividad física constante.
Esa molécula cumple una función esencial: bloquea procesos inflamatorios y mecanismos celulares asociados al envejecimiento, ayudando al sistema inmune, reduciendo daño celular y fortaleciendo funciones del organismo que suelen deteriorarse con la edad.
En otras palabras, la ciencia confirma que el cuerpo humano tiene una “farmacia interna” que se activa cuando nos movemos.
Qué descubrió exactamente el estudio
Los investigadores siguieron a un grupo de voluntarios durante un mes. Midieron su respuesta corporal después de un trote corto y, luego, tras semanas de ejercicio continuo.
Los resultados fueron contundentes:
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Tras un mes de actividad física regular, los riñones empezaron a producir mucha más betaína.
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Esta molécula logró bloquear una enzima asociada al envejecimiento y la inflamación, llamada TBK1.
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Se observó menos daño celular, mejor salud intestinal y mayor coordinación entre distintos órganos.
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En animales, mayores niveles de betaína redujeron la acumulación de grasa en el hígado, un problema común con el sedentarismo y el paso del tiempo.
La conclusión central: el ejercicio cambia la biología del cuerpo de manera profunda y real, y la betaína podría explicar parte de esos efectos protectores.
¿Significa esto que en el futuro habrá un “equivalente al ejercicio” en una pastilla?
El estudio abre posibilidades interesantes: si la betaína puede imitar algunos efectos del movimiento, en el futuro podrían desarrollarse tratamientos para personas que no pueden ejercitarse regularmente.
Sin embargo, los mismos científicos advierten que ningún tratamiento podrá reemplazar la gama completa de beneficios físicos, emocionales y sociales del ejercicio real.
La molécula es prometedora, pero el movimiento sigue siendo insustituible.
Lo que sí queda claro para Costa Rica: moverse es salud y es un derecho
En Costa Rica Mayor insistimos en que la actividad física no es un lujo: es parte de un envejecimiento digno, activo y protegido por el marco de derechos de las personas mayores.
El hallazgo refuerza tres mensajes claves:
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Los beneficios aparecen solo con la regularidad, no con sesiones aisladas.
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El ejercicio transforma de verdad nuestras células, y no solo el estado de ánimo.
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Nunca es tarde para empezar, porque el cuerpo responde siempre que se le dé la oportunidad.
Envejecer mejor: un llamado para las familias, comunidades y políticas públicas
Este descubrimiento científico llega en un momento en que Costa Rica enfrenta un rápido envejecimiento poblacional. La evidencia internacional y local coincide: promover actividad física adaptada a personas mayores es una inversión en salud pública, no un gasto.
Cada parque, cada centro diurno, cada programa municipal o comunitario que motive el movimiento se convierte en una herramienta de prevención del deterioro, de fortalecimiento de la autonomía y de bienestar integral.








