¿Y si el aire que respiras te estuviera haciendo envejecer más rápido?

Jul 17, 2025 | Noticias, Recientes, slider noticias | 0 Comentarios

Autor: Costa Rica Mayor

Por: Redacción Costa Rica Mayor.17 de julio de 2025

Durante años, la conversación sobre el envejecimiento saludable ha girado en torno a la alimentación, el ejercicio físico y la vida emocional. Pero una nueva investigación internacional publicada en la prestigiosa revista Nature Medicine viene a remover las bases del debate: el entorno donde vivimos podría acelerar —o frenar— nuestra forma de envejecer.

El estudio, realizado con una muestra de más de 160.000 personas de 40 países, explora por primera vez cómo los factores físicos, sociales y políticos determinan nuestra edad biológica. No se trata únicamente del paso del tiempo, sino de cómo ese tiempo se manifiesta en el cuerpo y la mente, moldeado por las condiciones del lugar que habitamos.

¿Qué es el exposoma global?

La investigación introduce un concepto clave: el exposoma global, es decir, el conjunto de exposiciones que una persona enfrenta a lo largo de su vida y que inciden directamente en su salud y envejecimiento. A partir de esto, se creó una herramienta que mide lo que se conoce como “brechas de edad bioconductual” (BBAG): la diferencia entre la edad cronológica y la edad funcional o real de una persona.

Los resultados son contundentes: cuanto mayor es la desigualdad social, la exposición a contaminación, la inseguridad institucional o la debilidad democrática, mayor es esa brecha. En otras palabras: el envejecimiento no ocurre solo dentro del cuerpo. También sucede afuera, en la calle, en el barrio, en el país.

¿Dónde se envejece más rápido?

El estudio señala que las regiones más afectadas por este envejecimiento acelerado son África, América Latina y algunas zonas de Asia, debido a los altos niveles de desigualdad y contaminación. En el caso latinoamericano, la pobreza estructural, la exposición prolongada a aire contaminado y la fragilidad institucional aparecen como predictores claros del desgaste físico y cognitivo de las personas mayores.

Las consecuencias no son teóricas. Quienes viven en contextos tóxicos desde edades tempranas presentan mayor riesgo de pérdida de memoria, reducción en la autonomía funcional y dificultades en actividades básicas de la vida diaria durante la vejez.

Envejecer también es una cuestión de justicia

Este estudio es un llamado urgente: envejecer saludablemente no es solo una meta individual, sino un objetivo colectivo y político. No basta con promover estilos de vida saludables si no se abordan las causas estructurales que deterioran el cuerpo y la mente: el aire sucio, la exclusión, la falta de acceso a servicios, o la ausencia de participación ciudadana.

El envejecimiento activo, entonces, exige acciones desde lo público: políticas urbanas más limpias, instituciones que funcionen, sistemas de salud que protejan y comunidades que cuiden. Porque la verdadera edad de una persona no siempre se encuentra en su cédula, sino en el entorno que la rodea.

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