San José, 5 de agosto de 2025 | Redacción Costa Rica Mayor
En una época marcada por la transformación digital acelerada, la inclusión de las personas adultas mayores en este nuevo entorno no puede depender únicamente de conectividad o dispositivos. Cada clic, cada pantalla, cada aplicación que busca servir a una persona mayor debe ir acompañada de algo más profundo: un enfoque humano, empático y adaptado.
Y es aquí donde entran las habilidades blandas como protagonistas del envejecimiento digital con dignidad.
La digitalización también necesita corazón
Cuando hablamos de cerrar la brecha digital con personas mayores, muchas veces pensamos solo en capacitaciones tecnológicas, dispositivos accesibles o conectividad. Sin embargo, los expertos coinciden: la clave está en cómo nos relacionamos con las personas mayores en estos procesos.
El nuevo paradigma de inclusión digital para la vejez reconoce como fundamentales competencias como:
- Empatía digital: Comprender las emociones, frustraciones y miedos que pueden sentir las personas mayores al enfrentarse a la tecnología.
- Comunicación adaptada: Explicar sin tecnicismos, con paciencia, claridad y lenguaje sencillo.
- Atención centrada en la persona mayor: Escuchar sus necesidades reales y no asumir que “lo digital es para todos igual”.
- Diseño accesible: Crear interfaces con letra legible, navegación sencilla, uso de colores adecuados y elementos visuales comprensibles.
¿Qué hace que una app sea realmente inclusiva?
Para Bryan Protto experto en tecnología , desarrollo y marketing digital, diseñar aplicaciones inclusivas para personas mayores implica ponerse en su lugar:
“Me coloco como si yo fuera un usuario adulto mayor”, señala. Desde esta perspectiva, sugiere que una app verdaderamente amigable debe considerar:
- 1) La tipografía debe ser legible, un tamaño adecuado ante problemas visuales
- 2) Un buen contraste de elementos en textos, fotos y gráficos
- 3) Botones grandes, para que el adulto tenga una facilidad de activarlos con poca precisión
- 4) El diseño debe ser simple, limpio, la aplicación debe ser fácil de navegar
- Esta mirada técnica, empática y práctica se convierte en una guía necesaria para el ecosistema tecnológico del país.
Más allá del clic: una mirada ética en e-salud
Uno de los sectores donde estas habilidades blandas son más necesarias es en la salud digital (e salud). Plataformas para agendar citas, revisar resultados médicos o acceder a información sobre tratamientos están en auge, pero muchas personas mayores se enfrentan a barreras invisibles.
“Una app que no se entiende no es inclusiva. Pero más aún, si quien enseña no tiene paciencia o trata con indiferencia a una persona mayor, estamos digitalizando la exclusión”, señala Eduardo Méndez, director de Costa Rica Mayor.
¿Y si los jóvenes también aprenden de las personas mayores?
Otro punto clave en esta transformación es la relación intergeneracional. Iniciativas que promueven mentorías cruzadas, donde jóvenes enseñan habilidades digitales mientras las personas mayores comparten experiencia y sabiduría, están mostrando resultados positivos. No se trata solo de enseñar a usar una app, sino de construir vínculos sociales y confianza en entornos tecnológicos.
Formación con propósito
Cada vez más programas de formación en tecnología están incluyendo módulos sobre habilidades blandas, no solo para las personas mayores, sino para quienes diseñan, capacitan o atienden en entornos digitales. Universidades, ONG y empresas tecnológicas comienzan a reconocer que una atención amable, adaptada y humana es tan esencial como el mejor software.
Una tecnología que abrace
En Costa Rica, donde el envejecimiento poblacional avanza rápidamente, la digitalización no puede construirse sin ternura, sin respeto, sin paciencia. Desde Costa Rica Mayor hacemos un llamado a todos los actores del ecosistema digital: la inclusión real comienza con la empatía. Porque no se trata solo de enseñar a usar un celular, sino de asegurar que cada persona mayor se sienta parte del mundo digital con autonomía, confianza… y dignidad.