Sexualidad y vejez en Costa Rica: romper el silencio del edadismo

Ago 18, 2025 | Noticias, slider noticias | 0 Comentarios

Autor: Costa Rica Mayor

Por:  Redacción Costa Rica Mayor

San José, 18 de agosto de 2025. Hablar de sexualidad en la vejez sigue siendo un tema incómodo para muchas familias y profesionales de la salud en Costa Rica. Sin embargo, el envejecimiento de la población nos exige abrir espacios para reconocer que el amor, el deseo y la intimidad no desaparecen con los años. Al contrario, forman parte de la calidad de vida y del bienestar integral de las personas adultas mayores.

El peso del edadismo

El edadismo —la discriminación por razones de edad— se refleja en frases como “a esa edad ya no” o “los mayores no piensan en eso”. Estas creencias erróneas alimentan el silencio y la invisibilidad de la sexualidad en la vejez, negando el derecho de las personas mayores a disfrutar de su cuerpo, de su pareja y de nuevas formas de intimidad.

Diversos estudios internacionales en Europa y Estados Unidos han confirmado que la vida sexual en la vejez se mantiene activa, aunque se transforma. Se privilegia la cercanía, el afecto y la comunicación, sin que ello implique perder interés en el placer físico.

En Costa Rica, la situación no es distinta: personas mayores reportan que el deseo sexual sigue presente, pero que enfrentan barreras familiares, sociales e institucionales que dificultan hablar del tema abiertamente.

El sistema de salud: un vacío pendiente

Uno de los principales desafíos está en el ámbito sanitario. Muchos profesionales de la salud no incluyen preguntas sobre sexualidad en sus consultas con adultos mayores, bajo la idea equivocada de que no son sexualmente activos. Esta omisión puede traer consecuencias graves, como la falta de detección de infecciones de transmisión sexual (ITS), que han ido en aumento en población mayor a nivel global.

En Costa Rica, la CCSS ha señalado en diferentes informes que existe un subregistro de ITS en personas mayores, precisamente porque no se realizan pruebas de rutina ni se indaga en sus prácticas sexuales. Esto refuerza el tabú y deja a esta población en mayor vulnerabilidad.

Una mirada desde los derechos humanos

La Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, ratificada por Costa Rica, reconoce el derecho a la intimidad, la vida privada y la no discriminación por edad. Esto implica que el Estado debe garantizar que las personas adultas mayores puedan ejercer su sexualidad de manera plena, segura y libre de estigmas.

Hablar de sexualidad en la vejez no significa reducir el tema al acto sexual, sino reconocer la diversidad de expresiones afectivas:

  • El derecho a enamorarse nuevamente.

  • La libertad de construir nuevas parejas.

  • La importancia del contacto físico y la ternura.

  • El acceso a educación y servicios de salud sexual adecuados.

Retos para Costa Rica

Para que el país avance en este tema, se requieren acciones claras:

  1. Formación del personal de salud en sexualidad y envejecimiento, de manera que las consultas incluyan preguntas abiertas y sin prejuicios.

  2. Campañas de sensibilización pública que visibilicen la sexualidad en la vejez como parte natural del ciclo vital.

  3. Espacios comunitarios de diálogo en centros diurnos, asociaciones de personas mayores y organizaciones de salud, donde se hable con respeto y sin tabúes.

  4. Investigación local que aporte datos sobre cómo viven la sexualidad las personas mayores costarricenses, sus retos y necesidades.

Romper el tabú: un derecho pendiente

Reconocer la sexualidad en la vejez es reconocer humanidad, dignidad y derechos. Para quienes hoy son mayores, y para quienes seremos mañana, es vital comprender que el amor, el deseo y el placer no tienen fecha de caducidad.

Como sociedad, debemos superar la idea de que envejecer es sinónimo de apagar la vida íntima. Por el contrario, es momento de entender que la vejez también puede ser una etapa de reinvención afectiva y sexual, donde la libertad de decidir y disfrutar plenamente se mantenga como un derecho humano esencial.

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