San José, mayo de 2025 | Por: Redacción Costa Rica Mayor
En una sociedad donde el envejecimiento poblacional avanza con rapidez, el papel del cuidador gerontológico se convierte en una pieza clave para garantizar una vejez digna y acompañada. A pesar de su relevancia, esta figura aún es poco conocida por muchas familias costarricenses.
Un cuidador gerontológico es mucho más que una persona que brinda ayuda práctica. Según la gerontóloga Kattia Sevilla, directora de OIFA – Orientación Integral a la Familia, se trata de “la persona que brinda cuidados, apoyos y acompañamiento/compañía a personas adultas mayores y cuenta a su haber con conocimientos técnicos gerontológicos para los cuidados. Es un capital humano formado por profesionales en gerontología y su actuación profesional se enmarca dentro de la gerontología como ciencia del envejecimiento y vejez”.
Este enfoque integral y especializado distingue al cuidador gerontológico de otros perfiles de atención. Su trabajo se rige por un cuádruple enfoque gerontológico: biológico, psicológico, social y gerotrascendente, lo que significa que su intervención busca no solo mantener la salud física de la persona mayor, sino también apoyar su bienestar emocional, su integración social y su sentido de trascendencia y propósito.
Un profesional al servicio de la dignidad
Quienes ejercen esta labor están capacitados para asistir en la higiene personal, colaborar en la alimentación, estimular la mente y el cuerpo, y fomentar la autonomía en la medida de lo posible. También pueden suministrar medicamentos, siempre bajo estricta indicación médica. Es importante recalcar que los cuidadores gerontológicos no eligen ni prescriben medicamentos; su función es acatar las indicaciones médicas y velar por la adherencia farmacológica, lo cual es esencial para la continuidad del tratamiento y la salud de la persona mayor.
Además, muchas veces son un nexo humano entre la persona mayor, su familia y el sistema de salud, lo que les convierte en actores estratégicos en la red de apoyo integral.
Un país que envejece necesita cuidadores preparados
En Costa Rica, existen diversas oportunidades de formación para quienes desean convertirse en cuidadores gerontológicos. Programas técnicos, talleres certificados y capacitaciones impartidas por instituciones como el CONAPAM, la UNED y organizaciones como OIFA, forman a estos profesionales con un enfoque centrado en los derechos humanos, el respeto y la empatía.
Conforme aumente la población mayor de 60 años —se estima que en 2050 superará el 25% de los habitantes del país— también crecerá la necesidad de contar con personas cuidadoras profesionalizadas, tanto en los hogares como en centros diurnos, residencias de larga estancia y servicios de atención domiciliaria.
En Costa Rica Mayor, creemos que reconocer, formar y apoyar a los cuidadores gerontológicos es un paso imprescindible hacia un país más justo con sus mayores. Se trata de cuidar con conocimiento, empatía y vocación.
Porque cuidar, cuando se hace bien, también es una forma de amar.
Y como sociedad, tenemos la responsabilidad de valorar a quienes hacen del cuidado una profesión y un acto ético.
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