Por: Redacción Costa Rica Mayor
San José, 11 de junio de 2025. En Costa Rica, aún persiste un estigma silencioso pero persistente en el mercado laboral: la creencia de que, llegada cierta edad, una persona ya no es apta para ser contratada. Aunque ninguna ley establece una edad máxima para el empleo, en la práctica muchos empleadores siguen actuando como si existiera una línea invisible —y arbitraria— que excluye a las personas mayores de oportunidades laborales.
La legislación costarricense, incluyendo la Ley Integral para la Persona Adulta Mayor (N.º 7935) y la Ley N.º 10079 que incentiva el empleo para personas mayores de 45 años, prohíbe expresamente la discriminación por edad. Sin embargo, estudios de la Universidad de Costa Rica han documentado cómo ciertos anuncios laborales excluyen de manera indirecta a quienes superan los 40 o 50 años mediante frases como “máximo 35 años”, “mentalidad joven” o “perfil dinámico”. Aunque estas prácticas han disminuido en el papel, siguen reproduciéndose en los criterios internos de contratación.
Costa Rica Mayor consultó a empresarios de distintos sectores. Un gerente de recursos humanos en el sector servicios indicó que, aunque las políticas formales promueven la contratación por competencias, aún hay resistencia a perfiles mayores de 50 años por supuestos temores relacionados con su adaptación tecnológica. Un empresario del sector tecnológico compartió que en más de una ocasión le han dicho que una persona “ya está muy mayor para aprender a programar”, incluso cuando su hoja de vida es sobresaliente. Por su parte, el director de una organización dedicada a la inclusión laboral afirmó que expresiones como “nativo digital” funcionan como filtros encubiertos que excluyen a adultos mayores.
Según estos testimonios, la percepción más común entre empleadores es que la “edad límite” para ser contratable ronda entre los 45 y 50 años, a pesar de no existir ningún impedimento legal. La realidad costarricense no difiere demasiado de la de otros países: datos de la AARP en Estados Unidos muestran que muchas personas enfrentan barreras similares desde los 40 años en adelante, lo cual evidencia un patrón regional y global.
Incorporar talento senior no es solo un acto de justicia social, es una decisión estratégica. Las personas mayores tienden a aportar estabilidad, experiencia y compromiso a los equipos de trabajo. En una sociedad costarricense cada vez más envejecida, seguir excluyendo a quienes superan los 60 años implica desaprovechar un valioso capital humano y limitar la diversidad generacional en las organizaciones. Empresas que han apostado por integrar a adultos mayores en sus equipos —algunas reconocidas por AGECO y la Defensoría de los Habitantes— reportan mejoras en clima organizacional, productividad y reputación.
Superar esta forma de discriminación requiere acciones claras. Es necesario eliminar los requisitos de edad en las convocatorias, formar a los equipos de recursos humanos para reconocer sus propios sesgos, fomentar programas de mentoría intergeneracional y ofrecer incentivos reales para aquellas empresas que promuevan la contratación inclusiva.
La edad no debe ser un obstáculo para trabajar. La experiencia no es una carga, es un activo que suma. Romper con los mitos de que “ya es muy tarde” o “no va a rendir” es urgente si queremos construir un mercado laboral justo, incluyente y acorde con el envejecimiento de nuestra población.
En Costa Rica Mayor creemos que toda persona tiene derecho a seguir aportando, creciendo y trabajando, sin importar su fecha de nacimiento.