Policías municipales someten con fuerza a adulto mayor vendedor ambulante: un síntoma de pobreza y vulnerabilidad olvidada

Ago 11, 2025 | Noticias, Recientes, slider noticias | 0 Comentarios

Autor: Costa Rica Mayor

Por: Redacción Costa Rica Mayor.  Colabora: Lic. Eduardo Méndez. Fotografía recreada con IA.

Heredia, 11 de Agosto del 2025. Un video que circula en redes sociales ha encendido la indignación pública: dos oficiales de la Policía Municipal de Flores, en Heredia, aparecen forcejeando con un adulto mayor que vendía papas en la calle. La violencia física sobrepasó lo esperado, desatando exigencias de justicia y mayor protección hacia quienes, a causa de condiciones estructurales, aún deben trabajar en la vejez.

Voces silenciadas: ¿por qué aún trabajan nuestros mayores?

El panorama es sombrío. Un reporte de Repretel subraya que la mitad de los adultos mayores en Costa Rica no recibe ninguna pensión, lo que los empuja al mercado laboral —muchas veces informal y precario—para sobrevivir. Por su parte, la UCR revela que más de 215 000 personas mayores viven sin ningún tipo de pensión, ya sea contributiva o no contributiva.

Además, estudios del INEC muestran que el 66 % de los adultos mayores ocupados lo hacen sin garantías sociales, sin acceso a pensión, seguro de salud o protección legal . Esta informalidad, lejos de ser una opción, es una señal clara de exclusión estructural.

Un sistema que falla

En medio de un sistema de pensiones que no logra cubrir a una parte esencial de la población, muchos adultos mayores quedan excluidos del bienestar básico. La precariedad no solo expone sus cuerpos a la vulnerabilidad, sino también a la indiferencia: el caso del vendedor ambulante, cuya única fuente de ingreso fue la calle, fue respondido con violencia institucional.

Un deber colectivo

Este episodio debería obligar al país a mirar más allá del incidente y reflexionar sobre quiénes construyeron esta sociedad. Nuestros adultos mayores, desprotegidos por pensiones insuficientes o inexistentes, se ven obligados a trabajar, aún cuando su derecho real es a una vejez digna.

Costa Rica, sin cerrar los ojos, debe fortalecer la seguridad social, cerrar las brechas de cobertura y formalizar oportunidades laborales protegidas. Solo así dejaremos de ser espectadores y nos convertiremos en legítimos gestores del bienestar de quienes nos dieron tanto.

 

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