Por: Redacción Costa Rica Mayor | 26 de septiembre de 2025
Alimentación insuficiente, pobreza y bajo nivel educativo afectan a miles de hogares con personas adultas mayores
A pesar de los importantes avances que Costa Rica ha logrado en longevidad y esperanza de vida, una nueva alerta social se enciende: la inseguridad alimentaria está afectando a miles de personas adultas mayores, particularmente aquellas que viven en condiciones de pobreza, baja escolaridad y en regiones como el Pacífico Central.
Un reciente análisis del Programa Estado de la Nación (PEN) reveló que muchos hogares con personas mayores están enfrentando dificultades severas para acceder a alimentos suficientes, seguros y adecuados desde el punto de vista nutricional. Esta situación pone en entredicho no solo la salud física y emocional de quienes más han contribuido al desarrollo del país, sino también el modelo costarricense de bienestar en la vejez.
Datos que conmueven: la pobreza no es el único factor
Basado en la Encuesta Nacional de Hogares 2020 del INEC, el PEN encontró que el 40,6% de los hogares con personas adultas mayores en inseguridad alimentaria vivían en pobreza por ingresos. Sin embargo, lo más alarmante es que 6 de cada 10 hogares afectados no eran pobres por ingreso, lo que indica que la insuficiencia alimentaria también golpea a hogares que, en teoría, deberían tener recursos para una dieta digna.
Por ejemplo, más de 12.000 hogares con secundaria completa y más de 14.000 con estudios universitarios también reportaron no poder adquirir alimentos suficientes. Esto plantea la necesidad urgente de revisar los enfoques actuales en política alimentaria y protección social.
Un nuevo llamado: el país necesita guías alimentarias específicas para personas mayores
En medio de este panorama, el Ministerio de Salud publicó recientemente el “Plan de Implementación de las Guías Alimentarias en Costa Rica 2024-2030”, una hoja de ruta nacional que busca fomentar hábitos saludables en toda la población. No obstante, el país aún carece de guías específicas para la alimentación de las personas adultas mayores, un grupo que tiene necesidades nutricionales particulares debido a los procesos naturales del envejecimiento, las enfermedades crónicas y la polifarmacia.
Desde Costa Rica Mayor, hacemos un llamado urgente a las autoridades para que este vacío sea atendido. La gerontonutrición no puede seguir siendo una deuda en un país que envejece aceleradamente.
Perfil de riesgo: mujer, jefa de hogar, de zona urbana y con baja escolaridad
El PEN identificó los perfiles más propensos a la inseguridad alimentaria en personas mayores: hogares encabezados por mujeres, con bajos ingresos, bajo clima educativo, en zonas urbanas y en regiones como el Pacífico Central. En este tipo de hogares, la probabilidad de experimentar inseguridad alimentaria puede alcanzar el 89,9%, según el informe.
Recomendaciones: resiliencia, oportunidades y protección social
El estudio propone que las políticas públicas deben enfocarse en:
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Ampliar la resiliencia alimentaria de los hogares con personas mayores.
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Mejorar el perfil nutricional, considerando sus particularidades fisiológicas.
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Aumentar los ingresos y el acceso a servicios sociales para esta población.
Además, señala la urgencia de atender factores estructurales que agravan esta crisis: desempleo, informalidad laboral, brechas de género, insostenibilidad del sistema de pensiones, y aumento de hogares en pobreza y pobreza extrema.
Una vejez con dignidad también se construye con un plato lleno
Costa Rica ha sido reconocida internacionalmente por su modelo de salud y por su alta expectativa de vida. Sin embargo, ese logro puede verse erosionado si no se garantiza el derecho a una alimentación adecuada para las personas mayores.
Desde Costa Rica Mayor reafirmamos que envejecer con dignidad también implica poder comer bien. Que esta alarma sea un punto de inflexión para actuar, corregir, y construir un país donde todas las personas, en especial quienes han envejecido, vivan con seguridad alimentaria, justicia y respeto.