Envejecer con desigualdad: el rostro oculto de la vejez en Costa Rica

Jun 17, 2025 | Noticias, Recientes, slider noticias | 0 Comentarios

Autor: Costa Rica Mayor

Por Redacción | Costa Rica Mayor

San José, 17 de Junio del 2025. Costa Rica avanza hacia una sociedad cada vez más longeva. En 2025, más de 580 000 personas tienen 65 años o más, lo que representa cerca del 11 % de la población nacional, según proyecciones del INEC. Para el año 2043, este grupo superará el 17 % y para 2050 se estima que uno de cada cuatro costarricenses será una persona adulta mayor. Esta transformación demográfica, aunque esperada, revela una profunda deuda estructural: la desigualdad en la vejez no solo persiste, sino que se agudiza en dimensiones económicas, sociales y sanitarias.

Las estadísticas más recientes lo confirman. En 2025, el 27 % de las personas mayores viven en situación de pobreza, y un 49 % no recibe pensión alguna. Solo el 12,8 % tiene acceso a empleo formal, y un 2,3 % carece completamente de seguro social. Para muchas personas mayores, la jubilación no ha significado estabilidad, sino una nueva etapa de vulnerabilidad.

Así lo relata don José Ramírez, de 76 años y residente en Upala, quien sobrevive con una pensión no contributiva: “Recibo ₡88.000 al mes, pero solo la canasta básica pasa los ₡135.000. ¿Qué hago? Le ruego a mis hijos que me den algo para el arroz y las pastillas, pero ellos también están ajustados. No me da vergüenza decirlo: hay días que almuerzo y ya… eso es todo.” Su testimonio refleja el drama cotidiano de miles de adultos mayores que, a pesar de haber trabajado toda su vida, hoy viven bajo el umbral de la subsistencia.

En el ámbito de la salud, los avances en cobertura no han logrado traducirse en acceso oportuno ni equitativo. Si bien más del 97 % de las personas mayores están aseguradas por la CCSS, la atención efectiva enfrenta serias limitaciones. En 2024, este grupo generó más del 22 % de las consultas médicas, y las mujeres mayores acudieron 16 % más que los hombres. Sin embargo, las listas de espera para cirugías, tratamientos especializados y rehabilitación siguen creciendo.

Doña María Eugenia Castro, de 73 años, vecina de Desamparados, lo vivió en carne propia: “Llevo tres años esperando una operación de rodilla en la CCSS. El dolor ya no me deja caminar bien. Mis hijos me pagaron un ortopedista privado que cobra ₡45.000 por cita. Yo no quería, pero ya no podía más. Imagínese tener que pagar por algo que ya una cotizó toda la vida.” Su historia es un reflejo del rezago institucional que obliga a las personas mayores a buscar opciones privadas, aun cuando sus recursos no lo permiten.

A estas desigualdades se suma una brecha silenciosa: la feminización de la pobreza en la vejez. Las mujeres adultas mayores viven más tiempo, pero con menos protección económica. Muchas no cotizaron formalmente debido a labores domésticas o trabajos informales, y hoy dependen de familiares o de ayudas estatales mínimas. Según datos del Mideplan y el UNFPA, un 35,4 % de las personas adultas mayores requiere asistencia personal y un 28,7 % cuidados permanentes en el hogar. En la mayoría de los casos, estas tareas recaen sobre otras mujeres mayores, lo que refuerza un ciclo de dependencia y desigualdad estructural.

Ante esta realidad, Costa Rica enfrenta una pregunta ineludible: ¿qué país queremos construir para quienes envejecen? El envejecimiento de la población no puede seguir abordándose con respuestas parciales o asistencialistas. Se requiere un pacto nacional que garantice pensiones dignas, acceso justo a servicios de salud, oportunidades de empleo adaptadas a la edad, un sistema de cuidados que funcione, y políticas públicas que incluyan el enfoque de género y territorio.

Costa Rica ratificó en 2016 la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores. Sin embargo, los compromisos asumidos no han sido plenamente implementados. La deuda es moral, política y jurídica.

En 2025, las desigualdades en la vejez ya no pueden permanecer ocultas. No se trata solo de cifras, sino de miles de rostros, voces y vidas que demandan justicia. Envejecer debe ser sinónimo de dignidad, no de abandono. Desde Costa Rica Mayor reafirmamos que una sociedad que honra su vejez es, sin duda, una sociedad más justa, más ética y más humana.

 

 

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