Por: Eduardo Méndez, director de Costa Rica Mayor
San José, Costa Rica. 5 de Setiembre 2025. Con rostros iluminados por la emoción, el orgullo y la gratitud, la Universidad Santa Paula celebró la graduación de veinticuatro personas adultas mayores que culminaron con éxito el Diploma en Calidad de Vida y Desarrollo Humano, un programa pionero que encarna el principio de que la educación es un derecho sin fecha de vencimiento.
La ceremonia, realizada en el campus universitario, reunió a familiares, docentes, autoridades académicas y estudiantes en un ambiente cargado de simbolismo y afecto. El mensaje que resonó con fuerza en cada aplauso y en cada abrazo fue claro y poderoso: “nunca es tarde para aprender, crecer y contribuir a la sociedad.”
Derecho, inclusión y transformación
La graduación de estas personas adultas mayores representa un hito en la promoción de sus derechos en Costa Rica, al traducir en hechos concretos los compromisos asumidos por el país en el ámbito jurídico, social y cultural. Según la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, ratificada mediante la Ley 9394, las personas mayores tienen derecho a la educación permanente, a participar activamente en la vida social y cultural, y a acceder a programas inclusivos y adaptados a sus realidades. Este diplomado no solo se alinea con ese marco legal, sino que lo convierte en experiencia viva, desmantelando barreras históricas que han marginado a este grupo de la vida académica.
Un momento que une generaciones
Uno de los momentos más significativos de la jornada fue el testimonio del profesor Alexis Cruz, quien además de ser docente del programa, tuvo el privilegio de ver a su propia madre, Marta Alvarenga, recibir su diploma. Conmovido expresó:
«Este proceso de dos años no solo formó académicamente a los participantes, sino que les ayudó a construir verdaderas redes de apoyo. Fue un camino basado en la gerotranscendencia, donde las personas mayores transformaron su forma de ver la vejez. Dejaron atrás la idea de que esta etapa es el final, y comprendieron que aún pueden tener un proyecto de vida, vivir con salud, con bienestar, con dignidad, y seguir participando activamente, incluso frente a las limitaciones que puedan tener. Como hijo, ha sido maravilloso ver el cambio en mi madre. Pasó de estar en casa, desanimada, a convertirse en una mujer plena, activa y con propósito. Verla así, realizada y aportando, ha sido una verdadera bendición.”
Cuando aprender cambia la vida
Más allá del cumplimiento normativo, este acto rompe estereotipos arraigados y visibiliza el enorme potencial que representa este grupo etario. Lejos de la imagen pasiva o dependiente con que a menudo se les representa, los graduandos se muestran como sujetos activos de derechos, deseosos de seguir aprendiendo, compartir sus saberes y convertirse en líderes comunitarios. Así lo expresó la propia Marta Alvarenga, de 69 años, quien entre lágrimas y sonrisas compartió:
“Este diplomado me transformó profundamente. Antes creía que mi etapa para aprender había quedado atrás, pero aquí descubrí que no solo puedo seguir adquiriendo conocimientos y haciendo nuevas amistades, sino también enseñar y aportar desde mi experiencia de vida. Hoy me siento más viva, más segura y acompañada. Durante mucho tiempo me sentí sola en mi hogar, aunque no lo decía. Cuando me hablaron del diplomado, no lo dudé. Siempre había soñado con estar en la universidad. Salí de la rutina y volví a sonreír. Me siento alegre, realizada, útil. Ahora que he finalizado este proceso, quiero seguir estudiando: aprender inglés, italiano… ¡y mucho más! También me integré a un grupo de baile folclórico, algo que me llenó el alma. Esta experiencia incluso me motivó a emprender de nuevo: lancé un pequeño negocio de bebidas naturales y hasta tengo una página de Facebook. Sueño con escribir un libro sobre todo lo que viví en la Universidad. Ha sido una etapa que me devolvió la esperanza y me reconectó con lo mejor de mí.”
Una formación integral para vivir con propósito
El programa académico incorpora contenidos fundamentales como desarrollo humano y envejecimiento activo, derechos, estimulación cognitiva y emocional, expresión artística, tecnología y salud integral. Este enfoque no solo fortalece el bienestar individual, sino que también teje redes de liderazgo y participación comunitaria, alineándose con los postulados de la Ley Integral para la Persona Adulta Mayor (Ley 7935), que reconoce el rol protagónico de las personas mayores en el desarrollo social del país.
Hacia una Costa Rica que celebra la vejez con derechos
Con esta propuesta educativa, la Universidad Santa Paula también redefine el concepto de inclusión dentro del sistema de educación superior. Al abrir sus puertas a la población mayor, derriba mitos etarios y construye un modelo de universidad verdaderamente intergeneracional, con un enfoque pedagógico que respeta los saberes previos, los ritmos individuales de aprendizaje y promueve el encuentro entre generaciones.
Este tipo de eventos trascienden el logro académico individual. Son expresiones colectivas de una nueva cultura de derechos en la vejez, que reafirma la dignidad, el potencial y la voz de las personas mayores. En un país que avanza hacia el reconocimiento de la economía plateada y la construcción de una sociedad intergeneracional, esta graduación envía un mensaje contundente: la Costa Rica del presente y del futuro reconoce, valora y celebra la dignidad de envejecer con derechos, con propósito y con plena participación.