Cuidando a los nuestros:¿Y si quien cuidas te rechaza?

Jul 22, 2025 | Super cuidadores | 0 Comentarios

Autor: Costa Rica Mayor

Por: Costa Rica Mayor. Julio de 2025

Cuidar a un ser querido debería ser un acto de amor recíproco. Sin embargo, no siempre es así. Hay ocasiones en las que el cuidador, en lugar de recibir gratitud, se convierte en el blanco del enojo, la desconfianza o incluso el desprecio de quien debería beneficiarse de su apoyo.

Este fue el caso de una hija que, como muchas personas cuidadoras, asumió con entrega el acompañamiento de su padre. En vez de reconocimiento, encontró acusaciones, resentimiento y rechazo. «En su mente, le quité las llaves, controlo su vida y soy responsable de perder todas sus cosas», compartió con dolor. «Si le recuerdo tomar su medicina, soy mandona. Si no lo hago, es porque no me importa».

Detrás de estas reacciones hay causas médicas, psicológicas y sociales que no deben ser ignoradas.

Cuando la enfermedad distorsiona la relación

La demencia y otras condiciones neurodegenerativas pueden generar síntomas como anosognosia —la incapacidad de reconocer las propias limitaciones— y paranoia, lo que lleva a que las intenciones del cuidador sean malinterpretadas como amenazas. Estas condiciones hacen que incluso el gesto más amoroso se vea como una invasión o un acto de control.

En palabras del psicólogo Barry Jacobs, quien también fue cuidador de su madre por siete años:

“Me veía a mí mismo como un buen hijo; ella me veía como su tormento. Me dolía verla perder su independencia, pero me lastimaba aún más cómo me culpaba por su deterioro”.

La ira como expresión del dolor

Además del deterioro cognitivo, existe una dimensión emocional muchas veces ignorada: la ira como una forma de expresar la tristeza profunda y el duelo por la pérdida de autonomía. Algunas personas, especialmente los hombres mayores, canalizan su frustración a través del enojo, incapaces de reconocer su vulnerabilidad o de ponerle palabras a su miedo.

¿Qué hacer cuando te rechazan como cuidador?

  1. Baja tus expectativas. No esperes gratitud donde hay confusión o dolor. Aceptar esto puede ayudarte a reducir la frustración y cuidar sin sentir culpa.

  2. Sé firme y compasiva. Cumplí tu rol con claridad, incluso si te rechazan. No dejes de poner límites necesarios para proteger a la persona.

  3. Buscá validación en otras personas. No estás sola ni solo. Hay muchas personas cuidadoras que entienden perfectamente lo que estás viviendo. Buscá redes de apoyo, grupos de acompañamiento o simplemente alguien que te escuche.

  4. Recordá quién sos. No sos una enemiga. Sos una hija, hijo, pareja o familiar que está haciendo lo correcto, incluso cuando no es reconocido.

El cuidado también te pertenece

En Costa Rica Mayor sabemos que cuidar puede ser una de las tareas más nobles, pero también una de las más solitarias. Merecés respeto, comprensión y apoyo. Incluso si la persona a la que cuidás no puede dártelo ahora, tu labor no pierde valor. Al contrario: lo multiplica.

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