Cuando un adulto mayor cuida a otro: una realidad creciente que desafía los cuidados y los derechos

Jun 2, 2025 | Recientes, Super cuidadores | 0 Comentarios

Autor: Costa Rica Mayor

Por: Eduardo Méndez, Máster en Gerencia Social. Especialista en envejecimiento y vejez

En Costa Rica, el envejecimiento de la población no solo plantea retos para el sistema de salud o la seguridad social: también transforma profundamente las dinámicas familiares. Una de las realidades más invisibilizadas —pero cada vez más comunes— es la de los adultos mayores que cuidan a otros adultos mayores. Hijos o hijas de más de 60 años que asumen el rol de cuidadores de sus padres, quienes muchas veces superan los 80 o 90 años.

Esta situación plantea preguntas urgentes sobre la sostenibilidad del cuidado, el acceso a servicios, y, sobre todo, el respeto a los derechos de ambas personas: la que cuida y la que es cuidada.

Dos generaciones mayores, una misma casa… y una gran carga

En muchas familias costarricenses, es común encontrar a una mujer de 68 años cuidando a su madre de 90. Ella, aunque sigue siendo autónoma, tiene sus propias dolencias: hipertensión, desgaste físico, cansancio acumulado. Sin embargo, dedica gran parte de su tiempo a bañar, alimentar, medicar y acompañar a su mamá, que ya no camina o requiere supervisión permanente.

Pero ¿quién cuida a quien cuida?

Un abordaje desde los derechos humanos

Este tipo de situaciones deben ser atendidas con un enfoque de derechos humanos. Ambos, cuidador y persona cuidada, son sujetos de derecho. Ambos tienen derecho a la salud, al descanso, a la participación social, a no ser discriminados por su edad y a vivir con dignidad.

Cuando un adulto mayor asume las tareas de cuidado de otro adulto mayor, se debe tener en cuenta que no se trata de un recurso “natural” ni “obligatorio”, sino de una situación que debe ser acompañada por políticas públicas, redes comunitarias y apoyos familiares.

¿Cómo abordar esta realidad con responsabilidad y humanidad?

  1. Reconocer la situación sin romantizarla
    Decir que «es su deber como hijo o hija» puede invisibilizar el agotamiento, el estrés y las necesidades de la persona cuidadora. Se debe visibilizar la carga física, emocional y económica del cuidado.
  2. Acceder a redes de apoyo institucional
    El Sistema Nacional de Cuidados (SINCA), los servicios de salud, las Oficinas municipales de la Persona Adulta Mayor, organizaciones como AGECO y los Centros Diurnos pueden ser aliados para brindar soporte, tanto para el cuidador como para la persona cuidada.
  3. Fomentar el autocuidado del cuidador mayor
    Es fundamental que la persona cuidadora tenga espacios de descanso, recreación y atención médica. Promover que participe en grupos de apoyo o que reciba acompañamiento psicosocial puede marcar la diferencia.
  4. Repartir responsabilidades familiares
    Cuando hay más familiares involucrados, es necesario distribuir las tareas y los costos del cuidado de forma equitativa, evitando que una sola persona —en este caso, otro adulto mayor— asuma toda la carga.
  5. Promover alternativas comunitarias
    Los servicios de respiro, el voluntariado intergeneracional y las redes comunitarias solidarias pueden ofrecer soluciones prácticas y humanas a estas situaciones.

 

Una mirada gerontológica urgente

Desde la gerontología, se insiste en que las políticas públicas deben reconocer esta nueva realidad. No basta con pensar en los adultos mayores como un grupo homogéneo que “recibe” cuidados. Algunos son también cuidadores, en condiciones de vulnerabilidad, sin recibir el mismo apoyo que otros cuidadores más jóvenes.

Este fenómeno debe ser incorporado en los planes de atención, en los sistemas de salud y en las estrategias de protección social.

Cuidar sin descuidarse

Cuidar a mamá o papá cuando uno también envejece puede ser un acto de amor profundo, pero no debe convertirse en una condena silenciosa. Es hora de hablar de estos cuidados intergeneracionales con realismo, empatía y enfoque de derechos.

Porque envejecer con dignidad también significa reconocer que quien cuida, también necesita ser cuidado.

En Costa Rica Mayor seguiremos visibilizando estas realidades que marcan la vida de miles de personas mayores en el país. Porque hablar de cuidados es hablar de derechos.

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