Por: Redacción Costa Rica Mayor
Cartago, 30 de Mayo del 2025 – La reciente detención de dos hermanos adultos mayores en el distrito de Dulce Nombre, cantón de La Unión, Cartago, ha encendido una alarma más allá del delito: ¿qué está llevando a personas mayores a reincidir en el narcomenudeo?
Se trata de los hermanos Villalobos Calderón, de 66 y 76 años, quienes fueron detenidos por la Policía de Control de Drogas (PCD) por operar una estructura de venta de crack y marihuana a menos de 150 metros de una escuela. Ambos ya habían sido arrestados por el mismo delito en 2023. Hoy, son señalados no solo como infractores, sino como rostros de una vejez empobrecida y excluida.
Durante el operativo, las autoridades decomisaron 67 dosis de crack, 17 envoltorios con marihuana, utensilios de dosificación y tan solo ¢14.000 en efectivo. Este último dato expone una cruel ironía: el riesgo legal, moral y físico que enfrentan no se traduce en ninguna prosperidad económica. ¿Qué lleva a un adulto mayor a continuar en una actividad tan peligrosa por una ganancia tan limitada?
Mirar más allá del delito: las raíces estructurales
Desde una perspectiva gerontológica, esta situación no puede ser entendida únicamente desde lo penal. El envejecimiento en Costa Rica está atravesado por desigualdades estructurales: pensiones mínimas que no cubren ni el costo de vida, aislamiento social, falta de oportunidades para reincorporarse al mercado laboral y una red de apoyo familiar y comunitaria que se debilita con el paso del tiempo.
“Este no es solo un caso de reincidencia delictiva. Es una historia de exclusión acumulada”, afirma el especialista en vejez, Eduardo Méndez, Director de Costa Rica Mayor. “Estamos viendo a personas mayores que, al no tener opciones viables para vivir dignamente, son absorbidas por redes ilegales como una forma desesperada de subsistencia.”
Gerontología crítica: más allá de la criminalización
El enfoque gerontológico crítico no justifica el delito, pero exige una comprensión más amplia: la necesidad de políticas integrales que aborden el envejecimiento con justicia social. Mientras los discursos institucionales promueven el envejecimiento activo y digno, la realidad de muchos adultos mayores en situación de pobreza es completamente distinta.
La ubicación del punto de venta cerca de una escuela provocó la denuncia ciudadana que activó el operativo, pero la pregunta que queda en el aire es: ¿Quién denunció la falta de oportunidades para estos adultos mayores? ¿Quién vela por su acceso a una vida digna, a una red de cuidados, a servicios de salud mental y acompañamiento?
¿Cómo evitar que la pobreza se convierta en destino delictivo en la vejez?
Costa Rica necesita urgentemente respuestas intersectoriales. No basta con detener y encarcelar. Se require:
- Ampliar el acceso a programas sociales dirigidos a adultos mayores en riesgo social.
- Reforzar las pensiones no contributivas y esquemas de renta básica para la vejez.
- Implementar programas de reinserción social con enfoque gerontológico para personas mayores que han cometido delitos.
- Fortalecer las redes comunitarias y locales de cuidado y acompañamiento.
Un espejo social
Los rostros de los hermanos Villalobos Calderón no son casos aislados: son el espejo de una vejez empobrecida, marginada y abandonada por el Estado y la sociedad. Mientras eso no cambie, otros adultos mayores seguirán cayendo en la misma red, no solo delictiva, sino estructural.
Envejecer no debería ser sinónimo de exclusión. La justicia social también tiene arrugas.
Redacción: Costa Rica Mayor
Análisis con enfoque gerontológico y estructural.
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