Costa Rica y la jubilación: ¿Es realmente un buen país para retirarse cuando sos costarricense?

Dic 4, 2025 | Noticias, Recientes, slider noticias | 0 Comentarios

Autor: Costa Rica Mayor

Por: Eduardo Méndez, Abogado, Máster en Gerencia Social. Director de Costa Rica Mayor.com

Costa Rica aparece cada año entre los mejores países del mundo para retirarse, según rankings internacionales. Sin embargo, una pregunta clave surge constantemente: ¿qué tan cierto es esto para quienes nacieron, trabajaron y envejecen en el país? La realidad para las personas costarricenses mayores es más compleja que la imagen idílica que proyectan las guías para expatriados.

Las condiciones del país ofrecen una combinación poderosa: estabilidad democrática, un sistema de salud sólido, alta esperanza de vida y una cultura que reconoce derechos a las personas adultas mayores. Pero también existen desafíos innegables: pensiones bajas, costo de vida elevado, falta de un sistema nacional de cuidados y accesibilidad insuficiente en muchas ciudades. La respuesta, por tanto, exige un análisis equilibrado y profundamente nacional.

Costa Rica sigue siendo un buen país para jubilarse cuando la persona cuenta con una base económica relativamente estable. Quienes tienen vivienda propia, ingresos complementarios o apoyo familiar suelen vivir una vejez más tranquila. El sistema de salud garantiza atención universal, algo excepcional en la región, y la red de servicios gerontológicos —desde la CCSS hasta centros diurnos y organizaciones afiliadas a CONAPAM— sostiene buena parte del bienestar de la población mayor. Este andamiaje social ha sido clave para que el país mantenga una de las esperanzas de vida más altas de América Latina.

No obstante, la jubilación es menos sencilla para quienes dependen únicamente de la pensión del IVM. El monto promedio, entre los más bajos del sistema, no cubre el costo real de vivir en un país con precios elevados en alquiler, alimentación, medicinas, servicios básicos y transporte. Muchos adultos mayores costarricenses continúan trabajando durante la jubilación, no por deseo de mantenerse activos, sino por necesidad económica. Esta situación afecta especialmente a mujeres mayores, personas sin vivienda propia y quienes viven solos o en zonas urbanas con alquileres altos.

El acceso a cuidados de larga estancia es el reto más grande. Costa Rica no cuenta todavía con un sistema nacional de cuidados plenamente implementado, y el SINCA avanza de manera lenta. Las familias siguen siendo las principales proveedoras de cuidados, muchas veces sin capacitación, sin apoyos económicos y en condiciones de desgaste emocional considerable. Para personas con dependencia severa, demencia o enfermedades crónicas complejas, las opciones actuales resultan insuficientes. Las alternativas privadas son costosas, los hogares requieren más supervisión y los cuidados domiciliarios son difíciles de costear.

A pesar de estas limitaciones, Costa Rica ofrece condiciones sociales, jurídicas y ambientales excepcionales para el envejecimiento. La Ley 7935, la Convención Interamericana sobre los Derechos de las Personas Mayores y nuevas políticas en discusión fortalecen los derechos de esta población. El país mantiene bajos índices de violencia hacia personas mayores en comparación regional, aunque los casos de abandono aumentan cada año, especialmente en diciembre y enero. La participación social, el acceso a espacios culturales, las universidades abiertas, el clima variado y la paz social siguen siendo ventajas significativas para vivir la vejez en plenitud.

En síntesis, Costa Rica es un buen país para jubilarse si la persona mayor tiene estabilidad económica, vivienda y redes de apoyo. El país ofrece salud sólida, vida tranquila y protección jurídica, pero no ofrece suficiente respaldo para quienes enfrentan la vejez en condiciones de pobreza o dependencia severa. El desafío nacional para los próximos años será cerrar esa brecha y avanzar hacia un país donde jubilarse no dependa del nivel de ingreso, sino donde cada persona mayor pueda vivir con dignidad, autonomía y derechos.

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