Por: Redacción Costa Rica Mayor.com
San José, 23 de Setiembre del 2025. El cambio climático ya no es una posibilidad lejana, es una amenaza concreta que ya impacta la salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas adultas mayores en Costa Rica y Centroamérica. Este fenómeno global tiene consecuencias locales: temperaturas más altas, lluvias más intensas, sequías prolongadas, inundaciones frecuentes y una creciente presión sobre los sistemas de salud pública.
Hoy, en una región que envejece aceleradamente, es urgente reconocer que la crisis climática afecta de forma desproporcionada a las personas adultas mayores. Envejecer en medio del calentamiento global plantea desafíos que exigen respuestas inmediatas desde el Estado, la comunidad y las políticas públicas.
350.000 personas en Costa Rica podrían ver su salud comprometida por el cambio climático
Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se estima que para el año 2040 hasta 350.000 costarricenses enfrentarán serias dificultades para acceder a servicios de salud como consecuencia directa del cambio climático.
Entre los principales factores de riesgo están la exposición prolongada a olas de calor, especialmente peligrosa para personas con enfermedades respiratorias o cardiovasculares, el aumento de enfermedades transmitidas por mosquitos como el dengue y el zika, y las interrupciones en servicios sanitarios debido a inundaciones o colapso de infraestructura hospitalaria.
El economista Eduardo Cavallo, del BID, advierte que estos efectos ya se sienten en la región: las lluvias son menos predecibles, los días calurosos aumentan, y los fenómenos extremos alteran la vida diaria de las personas más vulnerables.
Centroamérica es una de las regiones más vulnerables al cambio climático
Estudios recientes del BID, como América en el Centro y Food Insecurity and Climate Vulnerability, confirman que Centroamérica está entre las zonas más expuestas al impacto del cambio climático a nivel mundial. La combinación de crisis ambiental, desigualdad social, fragilidad institucional y alta dependencia de recursos naturales coloca a países como Costa Rica, El Salvador, Honduras y Nicaragua en una situación crítica.
Para las personas adultas mayores, esto se traduce en un escenario complejo: servicios básicos inestables, dificultades para movilizarse o acceder a medicamentos, riesgos en caso de emergencias climáticas, y una creciente sensación de abandono y soledad en momentos de crisis.
El envejecimiento en tiempos de crisis climática requiere atención urgente
El cambio climático no afecta a todas las personas por igual. Las personas adultas mayores enfrentan mayores barreras para adaptarse a los efectos del clima extremo, ya sea por condiciones de salud, movilidad reducida, dependencia económica o falta de redes de apoyo.
Muchas viven en zonas rurales sin acceso inmediato a clínicas, dependen del transporte público para realizar gestiones básicas, requieren refrigeración para medicamentos, o viven solas sin alguien que les auxilie en caso de evacuación. Estos factores convierten al cambio climático en una amenaza directa al derecho a envejecer con dignidad.
Adaptación climática con enfoque gerontológico: un deber de los Estados
Proteger a las personas mayores frente al cambio climático implica tomar decisiones estructurales. Se deben incluir sus necesidades en los planes nacionales y locales de adaptación climática, fortalecer la infraestructura de salud en zonas vulnerables, promover ciudades inclusivas y accesibles con sombra, agua y transporte adecuado, y construir redes comunitarias de acompañamiento para emergencias.
Además, es fundamental que las personas adultas mayores participen activamente en el diseño de estas políticas. Su experiencia y sabiduría pueden ser clave para construir soluciones sostenibles y justas.
El cambio climático también puede ser una oportunidad para envejecer mejor
Aunque el panorama es alarmante, también es un momento clave para actuar. La crisis climática puede ser una oportunidad para transformar el modelo de desarrollo, apostando por una Costa Rica más justa, solidaria y resiliente.
Proteger el derecho a la salud, la movilidad y la seguridad de las personas mayores en contextos de cambio climático no es solo un reto técnico: es una obligación ética y legal, respaldada por la Convención Interamericana sobre los Derechos Humanos de las Personas Mayores y los compromisos de desarrollo sostenible.
No hay acción climática justa sin envejecimiento digno
Enfrentar el cambio climático en Centroamérica exige mirar más allá de las emisiones. Es necesario hablar de justicia climática, de salud pública, de inclusión social y, sobre todo, de derechos humanos. Las personas adultas mayores no pueden quedar fuera de esta conversación.
Desde Costa Rica Mayor, hacemos un llamado claro: el futuro será más cálido, más incierto y más desafiante. Pero también puede ser más solidario, más justo y más humano… si empezamos hoy a cuidar a quienes envejecen en medio de esta crisis.