Antonio Famoso: la soledad que nadie vio

Oct 21, 2025 | Opinión, slider opinion | 0 Comentarios

Autor: Costa Rica Mayor

Por: Msc. Germán Salas M.  Correo:gersalma@yahoo.com

Octubre 2025.  Antonio Famoso tendría hoy 87 años. Murió solo en su casa de Valenia, España, hace 15 años, pero nadie se percató. Todo este tiempo pasó y fue una fuga de agua la que corroboró uno de los cuadros más serios, el de la soledad extrema en la población adulta mayor. Cuando la policía entró, encontraron el cuerpo en silencio, el mismo silencio que lo había acompañado durante años. Ningún vecino notó su ausencia, ningún familiar llamó para preguntar por él. Antonio se convirtió en una noticia más, pero también en un símbolo doloroso, el rostro visible de una realidad que preferimos no mirar.

La soledad extrema existe —y puede afectar intensamente a personas mayores sin que absolutamente nadie se percate de ello. Es una epidemia silenciosa que avanza sin titulares ni estadísticas que la detengan. Valencia registra ya una veintena de casos como el de Antonio en lo que va del año, pero la cifra es apenas la punta del iceberg de un fenómeno global: la vejez vivida en aislamiento, sin compañía, sin conversación, sin afecto.

Morir en soledad no es un hecho repentino, sino el desenlace de una vida que quedó al margen. En un mundo que exalta la velocidad, la eficiencia y la juventud, las personas mayores se vuelven invisibles. Las redes familiares se debilitan, los barrios se cierran tras rejas y los vecinos ya no se reconocen. Y así, sin darnos cuenta, convertimos la independencia en abandono.

La soledad extrema no mata de golpe: desgasta, apaga, borra lentamente la dignidad. El problema no se resuelve solo con políticas sociales o residencias, sino con algo más profundo: una reconstrucción del vínculo humano.

Necesitamos volver a mirar, a escuchar, a visitar. Que cada puerta tocada sea un acto de resistencia contra el olvido.

Antonio Famoso murió sin que nadie lo notara, pero su historia debería servirnos de espejo. Porque todos, sin excepción, podríamos llegar a ese punto si seguimos confundiendo vivir juntos con vivir acompañados. La verdadera medida de una sociedad no está en cuánto produce, sino en cuánto cuida.

 

 

 

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