¿Cómo son las madres adultas mayores de Costa Rica? Un retrato de las mujeres de 65 años o más que, con amor, resiliencia y experiencia, sostienen familias, comunidades y tradiciones en un país que envejece.

Ago 15, 2025 | Frecuencia de vida, slider frecuencia de vida | 0 Comentarios

Autor: Costa Rica Mayor

Por Redacción Costa Rica Mayor – San José, 15 de agosto de 2025 . En Costa Rica, las madres adultas mayores representan el 24,3% de todas las madres y son piezas clave en el tejido social. Entre la crianza de nietos, el liderazgo comunitario, los retos de salud y la lucha contra el edadismo, estas mujeres demuestran que la maternidad no termina con la adultez de los hijos, sino que se transforma y sigue marcando vidas.

En Costa Rica, las madres adultas mayores —aquellas con 65 años o más— representan mucho más que una estadística. Según la Encuesta Continua de Empleo 2025 del INEC, constituyen el 24,3% de todas las madres del país y son protagonistas de un capítulo vital en la historia familiar y comunitaria. A pesar de que sus hijos ya son adultos, muchas continúan involucradas activamente en la crianza de nietos y en el apoyo constante a sus familias. Un creciente número vive en hogares multigeneracionales, compartiendo techo con hijos y nietos, mientras que otras residen solas pero mantienen fuertes lazos comunitarios que les brindan compañía y apoyo.

Estas mujeres son guardianas de valores y tradiciones que fortalecen la identidad familiar. En múltiples casos, asumen el rol de cuidadoras principales de nietos, ya sea por migración, fallecimiento o dificultades de los padres, y participan activamente en grupos comunales, pastorales, asociaciones de desarrollo y redes solidarias entre vecinas. Su historia laboral suele estar marcada por décadas de trabajo, muchas veces sin acceso a una pensión completa. Algunas complementan ingresos con microemprendimientos, labores temporales o el apoyo de familiares, y en zonas rurales, continúan involucradas en actividades agrícolas o artesanales que les dan sustento y sentido de propósito.

Si bien enfrentan retos comunes al envejecimiento, como hipertensión o problemas articulares, la mayoría mantiene un alto grado de autonomía. Practican estrategias de autocuidado, valoran la actividad física, la recreación y la espiritualidad, y se convierten en promotoras de hábitos saludables dentro del hogar. Su mayor fortaleza radica en la resiliencia, la experiencia de vida y la capacidad de conciliación; sin embargo, también deben afrontar desafíos como el riesgo de soledad, la brecha digital, barreras en el acceso a la salud y, en algunos casos, la discriminación por edad.

Las madres adultas mayores son testimonio vivo de la historia reciente del país. Su voz y experiencia son fundamentales para el diálogo intergeneracional y la formulación de políticas públicas en materia de familia, cuidado y envejecimiento. En este Día de la Madre, reconocer su aporte no es solo un acto de gratitud: es un compromiso con su dignidad, su bienestar y su participación plena en la sociedad.

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