Doña Loli: envejecer haciendo comunidad

Ago 11, 2025 | Frecuencia de vida, Recientes, slider frecuencia de vida | 0 Comentarios

Autor: Costa Rica Mayor

Por: Redacción Costa Rica Mayor. Colabora:  Lic. Eduardo Méndez.

Cartago, Costa Rica – 11 de agosto de 2025.  A sus 84 años, María Dolores Coto Madriz, conocida con cariño como Doña Loli, sigue siendo un ejemplo vivo de compromiso y vocación de servicio. Desde hace 25 años, preside y coordina con dedicación el Centro Diurno Cocorí, un espacio que no solo brinda atención y acompañamiento a personas adultas mayores, sino que también fortalece el tejido social de toda la comunidad.

Cocorí es un barrio vulnerable ubicado en el cantón central de Cartago, conocido por su fuerte identidad comunitaria y su historia de organización vecinal. En esta localidad, el Centro Diurno Cocorí se ha convertido en un punto de encuentro clave para las personas adultas mayores, ofreciendo servicios como  alimentación balanceada y espacios de convivencia. Este centro, gestionado con el apoyo de líderes locales y voluntarios, ha permitido que decenas de personas mayores mantengan un estilo de vida activo y saludable, reforzando su sentido de pertenencia y participación ciudadana. También reciben apoyo por parte de la Municipalidad de Cartago.

Una vida dedicada al servicio

La trayectoria de Doña Loli como lideresa comunal es amplia y diversa. Ha formado parte de asociaciones de desarrollo, del Movimiento Familiar Cristiano, del patronato escolar y de la Junta Administrativa del Colegio Vicente Lachner.

“Siempre he creído que servir es la mejor forma de agradecer a la vida”, comenta. Su vinculación con el trabajo con personas mayores nació a raíz de una invitación especial que recibió hace más de dos décadas, una propuesta que aceptó y que desde entonces ha marcado su vida.

La participación de las personas mayores: un derecho y un deber social

La labor de Doña Loli refleja los principios de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, que reconoce la participación plena y efectiva de este grupo etario en la vida comunitaria como un derecho fundamental.
Según este instrumento internacional, las personas adultas mayores deben tener voz y protagonismo en los asuntos que les afectan, contribuyendo con su experiencia y liderazgo al desarrollo social.

“Cuando las personas mayores participan, toda la sociedad gana: se fortalecen los valores, se rescata la historia y se fomenta la unión entre generaciones”, afirma Doña Loli.

Intergeneracionalidad: un pedido especial

Uno de los mensajes más insistentes de Doña Loli es la importancia de la intergeneracionalidad. Ella hace un llamado a jóvenes y adultos de todas las edades para que compartan sus habilidades en beneficio de las personas adultas mayores: talleres, acompañamiento, actividades culturales y deportivas, o simplemente tiempo de calidad.
“Las generaciones no deben caminar separadas, sino apoyarse mutuamente. Cada persona tiene algo que dar”, señala.

La importancia de asistir a los centros diurnos

Para Doña Loli, los centros diurnos cumplen un papel esencial: promueven la salud física y emocional, combaten el aislamiento, fortalecen la autonomía y ofrecen un entorno seguro y estimulante.
“No quedarse en casa es vital; en el centro uno comparte, aprende, se siente útil y querido”, enfatiza.

La historia de Doña Loli es la de muchas lideresas y líderes anónimos que, desde la comunidad, defienden la dignidad y los derechos de las personas adultas mayores. Su ejemplo demuestra que envejecer no significa dejar de aportar, sino encontrar nuevas formas de hacerlo, envejeciendo en comunidad, inspirando a toda una generación a vivir con propósito y solidaridad.

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