🟡 #Frecuencia Vida | Redacción Costa Rica Mayor
La viudez, una de las experiencias más transformadoras en la vida de una persona adulta mayor, no marca necesariamente un final, sino una oportunidad para redefinir el sentido de vida. Tras la pérdida de una pareja, muchas personas se enfrentan al desafío de reorganizar su día a día, redefinir su identidad y encontrar nuevos motivos para seguir adelante. En este proceso, el acompañamiento respetuoso de los hijos y el entorno social puede ser un pilar esencial.
«Viudar en la vejez no debe entenderse como el cierre de una historia, sino como la posibilidad de escribir nuevos capítulos desde la experiencia, la libertad y el deseo personal», señala Eduardo Méndez, especialista en envejecimiento y vejez. «Lo importante es que cada persona mayor pueda reconstruir su proyecto de vida en función de sus intereses y no desde las expectativas de los demás.»
Nuevas oportunidades, nuevos comienzos
El proceso de reconfiguración del proyecto de vida puede incluir múltiples caminos: involucrarse en actividades comunitarias, retomar aficiones, explorar nuevas relaciones, asumir voluntariados, emprender pequeños negocios o simplemente dedicarse al bienestar personal. En todos los casos, lo esencial es que estos pasos respondan a una motivación auténtica y no a la presión externa.
«Las personas mayores tienen derecho a imaginar y vivir nuevos comienzos, incluso después del duelo. Lo que se necesita es acceso a espacios seguros, libres de prejuicios, donde puedan volver a conectar con sus fortalezas y pasiones», afirma Méndez.
Desde esta perspectiva, programas municipales, redes comunitarias, asociaciones de personas mayores y espacios de formación son claves para favorecer una reintegración activa a la vida social.
El rol de los hijos: apoyar sin anular
Los hijos y familiares cumplen una función fundamental durante el proceso de duelo y reconstrucción, siempre que acompañen desde el respeto y la validación, sin caer en el paternalismo o la sobreprotección.
“Cuando los hijos escuchan, motivan y permiten que sus padres o madres viudos tomen decisiones por sí mismos, están reconociendo su autonomía. Lo contrario —imponer actividades o decidir por ellos— puede profundizar el sentimiento de pérdida”, destaca Méndez.
Entre las estrategias más efectivas que pueden promover los hijos están:
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Escuchar sin juzgar ni apresurar los procesos emocionales.
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Facilitar el acceso a redes sociales, actividades recreativas o comunitarias.
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Fomentar la expresión de deseos, metas o inquietudes sin infantilizar.
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Validar nuevas relaciones o intereses que surjan después de la viudez.
Una cultura que valore los nuevos roles en la vejez
Costa Rica aún enfrenta retos importantes para promover una visión de la vejez que incluya el derecho a reinventarse tras el duelo. Desde la política pública hasta los entornos familiares, se requiere fortalecer una cultura que no asocie la viudez con el retiro emocional o la pasividad.
«Necesitamos dejar de ver a las personas mayores viudas como figuras terminales de un ciclo y comenzar a reconocerlas como actores activos en sus propias vidas, con derecho a reconstruirse, amar, crear y decidir», concluye Méndez.
Porque envejecer también es volver a empezar. Y toda persona tiene derecho a hacerlo con dignidad, acompañamiento y libertad.
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