Por Redacción Costa Rica Mayor
Una caminata ligera, unos minutos de aeróbicos en la piscina o incluso un breve trote por el vecindario podrían ser suficientes para fortalecer la mente en la etapa de la adultez mayor.
Así lo confirma un reciente estudio internacional liderado por la Universidad del Sur de Australia, en colaboración con el Instituto de Investigación AdventHealth de Estados Unidos, que encontró una relación directa entre la actividad física moderada o intensa y una mejora significativa en las funciones cognitivas de las personas adultas mayores.
La investigación, publicada este mes, analizó los hábitos diarios de 585 personas entre los 65 y 80 años, participantes del ensayo clínico IGNITE. El objetivo fue observar cómo distribuían su tiempo entre el sueño, el sedentarismo, la actividad ligera y el ejercicio vigoroso. El hallazgo fue claro: quienes dedicaban al menos cinco minutos diarios a moverse intensamente mostraban mejores resultados en tareas mentales como la memoria de trabajo, la velocidad de procesamiento y la capacidad para resolver problemas.
“Pequeños cambios en la rutina diaria pueden generar grandes beneficios cognitivos”, señaló Maddison Mellow, investigadora principal del estudio. “El equilibrio entre el descanso, el movimiento y el tiempo sedentario es clave para mantener una mente activa”.
Y es que en la vejez, mantener la agudeza mental es esencial no solo para la autonomía personal, sino también para la calidad de vida. Según los expertos, el ejercicio que verdaderamente activa el cerebro es aquel que acelera el ritmo cardíaco y la respiración, aunque sea por períodos breves.
El estudio también evidenció que una vida más activa durante el día repercute en un mejor descanso nocturno, lo que a su vez permite iniciar el siguiente día con más energía. Una dinámica positiva que influye directamente en el bienestar general de las personas mayores.
A diferencia de otros tipos de ejercicio, la actividad física vigorosa no mostró efectos relevantes sobre la memoria episódica ni las habilidades visoespaciales, es decir, la capacidad para recordar hechos específicos o para ubicarse en el espacio. Aun así, los beneficios observados son significativos.
Para la coinvestigadora Audrey Collins, el mensaje es contundente:
“No importa la edad, ni el origen social. Las personas mayores tienen en sus manos una poderosa herramienta para cuidar su salud mental: moverse, aunque sea un poco cada día”.
En un mundo que envejece rápidamente —donde se estima que para el 2030 una de cada seis personas tendrá más de 60 años— este tipo de prácticas pueden ser fundamentales para promover un envejecimiento activo, saludable y con sentido.
Aunque los autores aclaran que se trata de un estudio transversal, que no establece una relación causal definitiva, sus conclusiones ofrecen un punto de partida valioso para futuras investigaciones. Por ahora, la recomendación es clara: dar el primer paso, aunque sea pequeño, puede marcar la diferencia para el cerebro y la vida.